
News | 22 Octubre 2025
Visión familiar e impacto global: el papel de las empresas familiares en un modelo económico más sostenible
Jaime Marín, responsable global de Negocio Sostenible para Empresas, Pymes y Particulares en BBVA
Las empresas familiares han sido pilares clave del tejido económico, destacando por su visión de largo plazo y su enfoque en preservar un legado. Esta perspectiva las fortalece frente a un entorno global cambiante. Hoy, con la sostenibilidad como eje de competitividad, su mirada transgeneracional impulsa decisiones centradas en la resiliencia, el uso responsable de recursos y la creación de valor duradero.
Una visión transgeneracional como ventaja competitiva
En un mercado global cada vez más competitivo, la sostenibilidad ha pasado de ser una exigencia regulatoria o un elemento reputacional a convertirse en un verdadero motor de diferenciación para las empresas. En sectores como el agroalimentario y vitivinícola, donde confluyen tradición, territorio y proyección internacional, integrar criterios ASG en la estrategia de negocio ya no es una opción, sino una condición para competir y crecer.
Hoy, los consumidores no solo valoran la calidad del producto final, sino también la coherencia de la marca con valores de respeto medioambiental, compromiso social y gobernanza responsable. Un vino, un aceite de oliva o un producto gourmet compiten en precio y en calidad, pero también en la historia que hay detrás: desde el origen de las materias primas hasta las condiciones laborales de quienes participan en la cadena de valor. Esa narrativa, cuando está apoyada en hechos verificables, se convierte en un intangible que genera confianza, fidelidad y preferencia de compra en los mercados internacionales.
Conexión con el territorio y compromiso social
Las empresas familiares que han logrado consolidarse como grupos de referencia global se encuentran en una posición privilegiada para liderar esta transformación. Su arraigo en el territorio y su visión de largo plazo les permiten tomar decisiones estratégicas que van más allá de los resultados trimestrales. Al mismo tiempo, la apertura a mercados internacionales exige una adaptación constante a nuevas normativas, expectativas de consumidores y estándares de sostenibilidad, que varían de un país a otro pero que confluyen en una misma dirección: transparencia, eficiencia y reducción del impacto ambiental.
Además, los ejemplos abundan en el propio sector agroalimentario sobre cómo la sostenibilidad se traduce en rentabilidad y resiliencia. Las bodegas que apuestan por energías renovables y sistemas de eficiencia energética reducen sus costes operativos de forma significativa, mejorando al mismo tiempo su reputación. Las compañías que invierten en gestión hídrica avanzada logran ser más competitivas frente a periodos de sequía, mientras que aquellas que implementan sistemas de trazabilidad digital en la cadena de suministro ganan en eficiencia logística y en confianza del consumidor. La sostenibilidad, en este sentido, no solo protege el entorno, sino que incrementa la competitividad y la capacidad de resistir crisis o disrupciones de mercado.
Sostenibilidad como compromiso compartido
Desde el punto de vista financiero, este escenario abre oportunidades pero también desafíos. La transición hacia modelos más sostenibles requiere inversiones en innovación, energías renovables, eficiencia hídrica o trazabilidad digital. En BBVA acompañamos a nuestros clientes en este proceso con soluciones específicas de financiación sostenible, como los préstamos vinculados a criterios ESG, las líneas verdes para proyectos de eficiencia energética o la estructuración de bonos sostenibles que permiten captar recursos en mercados de capitales cada vez más sensibilizados con la agenda climática.
El acompañamiento no se limita al acceso a financiación. Nuestro papel consiste también en asesorar a empresas agroalimentarias para que puedan medir, reportar y comunicar de manera efectiva sus avances en esta materia. Solo así la apuesta se convierte en ventaja competitiva.
La integración de métricas ASG en la estrategia corporativa no solo mejora la relación con inversores y reguladores, sino que fortalece la propuesta de valor frente al consumidor consciente, especialmente en mercados internacionales donde la diferenciación ya no se logra únicamente con el producto, sino con el compromiso global de la marca.
La sostenibilidad, en definitiva, se ha transformado en un elemento estratégico que impulsa tanto la rentabilidad como la reputación. En un mundo en el que las preferencias de los consumidores evolucionan hacia un consumo más responsable, aquellas compañías que sepan vincular su tradición y herencia con una estrategia de sostenibilidad sólida estarán mejor posicionadas para competir. Y es ahí donde BBVA quiere ser el socio estratégico de referencia: facilitando el acceso a capital, compartiendo conocimiento sectorial y apoyando en la transición hacia modelos de negocio que generen valor económico, social y medioambiental de forma simultánea.